“Los cuidados son una actividad característica de la especie humana que incluye todo aquello que hacemos para mantener, continuar y reparar nuestro “mundo”, de forma tal que podamos vivir en él lo mejor posible. Ese mundo incluye nuestros cuerpos, nuestros seres y nuestro entorno, todo lo que buscamos para entretejerlo en una red compleja que sustenta la vida”.

JOAN TRONTO 1993

La necesidad de cuidarse y cuidar

Los seres humanos tenemos dos relaciones de dependencia ineludibles: la primera es con la naturaleza, no hay manera de mantener la vida sin depender de ella; y la segunda, la necesidad de nuestros cuerpos de ser cuidados y atendidos en momentos como la niñez o la vejez pero también de manera cotidiana.

Esta práctica de “cuidar” engloba tres dimensiones; los autocuidados, ofrecer cuidados a otras personas y recibir cuidados.  

Cuando hablamos de cuidados hablamos de necesidades y deseos que requieren todas las personas para garantizar el sostenimiento de nuestras vidas, nuestro bienestar material, físico y afectivo -emocional de manera cotidiana y rutinaria. Hablamos de sacar la vida adelante en el día a día.

Además, se pueden identificar 3 tipos de tareas:

  • 1) el llamado “trabajo doméstico” o “tareas del hogar”;
  • 2) los cuidados directos, que se refieren a la atención e interacción con personas;
  • 3) y las de “gestión mental”, la planificación y supervisión de la propia provisión de cuidados, identificar carencias y deseos tanto presentes como futuros y decidir cómo resolverlos.

La división sexual del trabajo

Nuestro sistema económico tiene como una de sus bases principales la división sexual del trabajo, que es la forma en que cada sociedad organiza la distribución del trabajo entre hombres y mujeres. Esto se traduce en unos roles y mandatos de género que vamos aprehendiendo e interiorizando a cada segundo desde que nacemos a través de nuestro entorno más cercano y de los diferentes agentes de socialización: familia, escuela, medios de comunicación, etc.

Tradicionalmente, a los hombres se les ha asignado el espacio público (en lo laboral: la empresa y el trabajo remunerado) y, a las mujeres, el trabajo reproductivo y de cuidados en el espacio privado (el hogar), un trabajo no remunerado asociado a estas como una capacidad natural.

Pero mientras el espacio y tareas asociadas a los hombres han gozado de una centralidad, poder y reconocimiento social, el trabajo de cuidados que ha recaído en las mujeres no recibe apenas visibilidad y es devaluado por parte de la sociedad.

Pese a la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, los trabajos reproductivos y tareas del hogar no se han repartido en la misma medida entre mujeres y hombres y la sociedad en general. Son las propias mujeres quienes han asumido “la doble jornada” en el empleo y en el hogar cumpliendo con el mandato y estereotipo de mujer o madre perfecta. 

Los datos oficiales en el ámbito laboral publicados por el Ministerio de Igualdad que  corresponden al último trimestre de 2020 revelan lo siguiente:

  • el 94% de las personas que pidieron reducciones de jornada por cuidado de menores o mayores fueron mujeres, porcentaje idéntico al del mismo trimestre de 2019, antes de la pandemia.
  • el 74,37% en el cómputo total de personas trabajando a tiempo parcial son mujeres.
  • entre quienes piden una excedencia por cuidado de menores a cargo, el 89% son mujeres.

También, con frecuencia en nuestro país, muchas familias han recurrido a familiares (abuelos y abuelas) y a mujeres, principalmente de países del sur global o de Europa del este, para realizar esas tareas de cuidado y del hogar ante la imposibilidad de conciliar la vida laboral con la familiar y personal y la no corresponsabilidad y asunción en la medida necesaria de estas tareas por parte de los hombres y de todos los actores de la sociedad en su conjunto.

Es lo que se ha llamado “la cadena global de los cuidados” en el marco de la división internacional del trabajo. 

Desde los Pactos por la Conciliación hacia los Pactos por los Cuidados

En este marco social, el INAI puso en marcha en el año 2005 el Programa de “Pactos Locales por la Conciliación” al que se han llegado a sumar por medio de numerosas acciones 39 Pactos en Navarra, que engloban a 172 municipios con la implicación de más de 580 entidades públicas y privadas de nuestra comunidad.

Los Pactos han permitido crear espacios de participación social y política para la búsqueda de soluciones a la llamada “crisis de los cuidados” que engloba: problemas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral que afecta como hemos visto, especialmente, a la vida de las mujeres; la no asunción de la parte que les corresponde a los hombres y a la sociedad; las condiciones laborales de un sector feminizado e hiperprecario; el empeoramiento en las condiciones de vida de quienes no reciben la atención y los cuidados adecuados y necesarios.

En esta encrucijada, la necesidad de ir más allá de los conceptos de conciliación y corresponsabilidad, ante las dificultades encontradas y sin resolver por un reparto y distribución equitativa y efectiva de los cuidados, ha llevado a la elaboración del Pacto Foral por los Cuidados y una actualización de los Pactos Locales por la Conciliación hacia Pactos Locales por los Cuidados, cuyo periodo de transición finaliza en diciembre de 2022.

El Pacto Foral está destinado a: departamentos, entidades públicas y privadas y entidades sociales que quieran participar en el Pacto Foral por los Cuidados y podrán adherirse al programa con el envío de una solicitud de adhesión al mismo. Además, existen varios niveles de participación y compromiso.

Los Pactos Locales están destinados a: alcaldías de los ayuntamientos, Presidencia de las Mancomunidades o Agrupaciones Municipales para la constitución o convocatoria de Pactos Locales por los Cuidados. Las entidades locales podrán empezar a firmar dichos pactos a partir de 2023.

El objetivo principal de estos pactos es el fomento del compromiso de la Comunidad Foral de Navarra y sus Entidades Locales, y con las diferentes entidades públicas, privadas y sociales, con los cuidados. Constituyen un conjunto de acuerdos que desarrollan acciones concretas para visibilizar, reconocer, compartir y redistribuir los cuidados. Ponerlos en el centro de la vida y de las políticas públicas.

El INAI propone 8 pasos para el diseño y la elaboración del pacto:

  1. SOLICITUD DE PARTICIPACIÓN EN EL PROGRAMA PACTOS POR LOS CUIDADOS EN NAVARRA AL INAI/NABI
  2. PARTICIPACIÓN, SOLICITUD DE ADHESIÓN A LOS PACTOS Y DECLARACIÓN DE COMPROMISOS
  3. CONSTITUCIÓN DE LOS ÓRGANOS Y PROCEDIMIENTO ORGANIZATIVO DEL PACTO
  4. DISEÑO Y REDACCIÓN DEL PACTO
  5. PROGRAMA DE TRABAJO ANUAL
  6. FIRMA DEL PACTO
  7. PUESTA EN MARCHA Y DESARROLLO DEL PACTO
  8. SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN

En su sitio web se puede encontrar toda la información y documentación para adherirte a ellos: http://pactoscuidados.igualdadnavarra.es/pactos-por-los-cuidados/pasos-para-el-diseno-y-elaboracion-del-pacto/

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Además, para aquellas Entidades Locales que tengan o hayan tenido un Pacto Local por la Conciliación y quieran hacer la transición a los Pactos Locales por los Cuidados, el INAI ha convocado subvenciones para aquellas que deseen hacerlo durante este año 2022 con periodo de solicitud abierto hasta el 9 de junio.

¿Te ayudamos a definir tu política de cuidados? ¿te interesa beneficiarte de la subvención?

Te acompañamos en todo el proceso:

Escríbenos en servicioigualdad@arete-activa.com o a través del formulario web: https://www.arete-activa.com/formulario-plan-de-igualdad/