Hablamos de nuevos modelos de liderazgo, pero cuesta todavía como líderes trabajar con anticipación en lugar de reactivamente, y más en el contexto actual de cambios socioeconómicos tan continuos.
«En momentos de cambios, anticipación».
Para trabajar con anticipación es necesario preguntar, observar y escuchar. Internamente a nivel organizativo, supone practicar la escucha activa y mantener el interés por lo que los equipos dicen y sienten.
Aceptar la diversidad de opiniones y emociones que pueden surgir sin juzgar, más bien tratar de comprender, es todo un reto, y más cuando la necesidad de cambio y los plazos nos aprietan. También es fundamental analizar los datos y resultados con rigor, de forma longitudinal y contrastada, los medios digitales tienen aquí un papel fundamental en su recogida, elaboración y presentación, que nos liberan tiempo para lo anterior.
Nuestros equipos, nuestro termómetro.
La realidad nos dice que si las cosas no van bien a nivel de colaboración e implicación de nuestros equipos, es decir, tenemos personas que se descuelgan, personas que se muestran enfadadas o desmotivadas, y los resultados no acompañan, se ve más fácilmente la necesidad, u obligación de cambio en el estilo de liderazgo.
Sino, mientras los resultados más o menos acompañen, tenemos la tendencia a continuar la inercia que existe en materia de personas en la organización; renunciamos así al margen de mejora que siempre tenemos, con expectativas poco realistas de que sin hacer algo diferente mejore por arte de magia, o eludiendo nuestra responsabilidad, y colocándola en factores externos sobre los que tenemos poca capacidad de influencia.
El empujón que la pandemia ha supuesto para las organizaciones hacia el mundo digital, ha sido buen ejemplo de ello. Nuestra capacidad de adaptación a este gran cambio se evidencia en lo cómodos o incómodos que como líderes nos sentimos con las nuevas formas de trabajo que hemos incorporado y las que pueden venir.
En este sentido hay estilos de liderazgo más relacionados con la necesidad de ver y controlar, propios de una cultura más presencialista y directiva. Otros estilos más participativos y adaptativos que tienen en cuenta otros puntos de vista en la toma de decisiones, mayor apertura y autocrítica, que apuestan por compartir objetivos y resultados, por lo tanto por la flexibilidad y autonomía para ello.
Estos y otros estilos de liderazgo se han podido ver por ejemplo en cómo se aborda el recurso del teletrabajo, la flexibilidad para conciliar o en los objetivos y contenidos de los planes de formación empresariales, todo ello atravesado necesariamente por la transformación digital en la que ne mayor o menor medida nos encontramos las organizaciones.
Algunas claves para facilitar un rendimiento óptimo en este contexto
Además de un liderazgo consciente respecto a nuestras fortalezas y debilidades que nos ayude desde la humildad a buscar los mejores apoyos, y de entrenar nuestra capacidad de resiliencia para afrontar de la manera más inteligente y constructiva las adversidades y oportunidades, éstas serían algunas claves que nos pueden ayudar como a liderar en el contexto actual:
#1. La comunicación
La cominicación es la eterna insuficiente, más con el distanciamiento y el teletrabajo, impulsándola en todas las direcciones y entre todas las personas que forman parte de del equipo y la organización, facilitando la necesaria información y entendimiento para conseguir los objetivos apoyándose para ello en todos los medios digitales al alcance como las plataformas colaborativas y de comunicación.
# 2. La capacitación
La formación, tanto en competencias técnicas específicas de los ámbitos necesarios para el negocio, como en las transversales que tiene que ver con el trabajo en equipo, la toma de decisiones o la resolución de problemas, y por supuesto, las digitales al nivel que necesite la organización.
#3. El cuidado del bienestar
Nos referimos al cuidado del bienestar a través del descanso y la desconexión, también digital, para prevenir el agotamiento, la ansiedad o la desmotivación que impactarán necesariamente en el rendimiento.
# 4. La cohesión
Fomentando el sentido de pertenencia y haciendo partícipe a todo el equipo tanto de los objetivos como de los logros alcanzados, así como de las mejoras o retos que deban trabajarse y a través de la implementación de planes de desarrollo individuales y grupales.
Se trata en definitiva de generar un vínculo con el equipo y entre todas las personas y áreas implicadas que posibilite motivar, orientar y crecer conjuntamente para ser capaces de afrontar dificultades, conseguir los objetivos actuales y abordar con más éxito los retos futuros. Todo ello echando mano de todos los recursos al alcance, también los digitales.
¿Sabes cuál es tu estilo de liderazgo? ¿Deseas iniciar una cambio o transformación con tu equipo u organización? te ayudamos a conocerlo y te acompañamos a desplegar todas tus posibilidades.
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