Cada día la búsquda de la excelencia en la gestión se hace más necesaria. Vivimos en un mundo en constante evolución, inmerso en continuos cambios legislativos, tecnológicos, empresariales, políticos, económicos, sociales y culturales.
Es evidente que las entidades de iniciativa social son instituciones con una larga trayectoria a sus espaldas y con una gran labor todavía por cumplir en el siglo XXI. Pero ante los grandes retos que hoy se les presentan, ¿qué hacer?… Una estrategia innovadora de éxito requiere una alta implicación de los grupos de interés de la organización y un acertado diagnóstico que ayude a plantear posibles respuestas y caminos hacia los que avanzar:
• A la hora de implicar a los grupos de interés con los que se mantiene una intensa vinculación se debe mantener actualizada la información de cuáles son los diferentes tipos de necesidades y expectativas que cada uno de ellos tiene respecto a la entidad. En este sentido suelen resultar provechosas todas las fuentes de información, relaciones y contactos habituales como la utilización de herramientas más específicas como encuestas, reuniones individuales y focus groups.
• Entre los diagnósticos que ayudan a plantear posibles respuestas y caminos hacia los que avanzar, destaca el Modelo EFQM como una herramienta contrastada. Precisamente una de las iniciativas más importantes de la EFQM fue la definición de un Modelo basado en el concepto de excelencia: “Las organizaciones verdaderamente excelentes se miden por su capacidad para alcanzar y sostener en el tiempo resultados sobresalientes para sus grupos de interés”. La autoevaluación y comparación de la organización respecto al Modelo EFQM, permite identificar claramente sus puntos fuertes y sus áreas de mejora y reconocer las carencias más significativas, de tal modo que surgir planes de acción con los que fortalecerse.
En base a dicha labor de análisis y reflexión, la entidad podrá definir y actualizar su Misión (Razón de Ser) y su Visión (Cómo quiere ser considerada por los grupos de interés en el futuro). Además como consecuencia de ello la entidad podrá desarrollar y desplegar coherentemente su estrategia. Esta labor no significa exclusivamente elaborarla, sino que la principal labor radica en dirigir las iniciativas de mejora.
Tras implantar las iniciativas que se despliegan de la estrategia, suele quedar pendiente en muchos casos una labor de consolidación. La fórmula para que una iniciativa resulte completamente exitosa debe tener en cuenta varios factores: la metodología de trabajo, los medios, recursos y herramientas utilizadas y la capacitación de las personas y colaboradores. A modo de ejemplo disponer de una bolsa de empleo informatizada puede ser una buena iniciativa para cubrir una necesidad de ganar en agilidad y accesibilidad para los potenciales contratantes y contratados. Esta informatización se podrá realizar con diferentes enfoques en función de cómo sea el objetivo que se quiera lograr. Sin embargo una vez que dicho objetivo se vaya alcanzando puede que esta necesidad se mantenga en el tiempo. La iniciativa se podrá sostener con recursos propios, ajenos o colaborativamente. Lo que no cabe duda es que será necesario llevar a cabo una labor de sistematización en la utilización de una metodología de trabajo, la capacitación de las personas y colaboradores que van participar y los recursos y herramientas utilizadas.
Si se persigue la mejora e innovación de las actividades actuales, la forma más fácil, rentable y eficaz suele ser aprender unos de otros. Nos formamos y cultivamos cuando somos capaces de poner en marcha y exponer nuestras mejores prácticas a los ojos de los otros y cuando podemos incorporar diferentes experiencias exitosas de otras organizaciones que ya han sido probados, en nuestra propia actividad diaria. Los más caro y difícil es cuando no se quiere o no se tiene de quién aprender. Es por ello que resulta tan importante dedicar tiempo y recursos a la investigación, promoción y el intercambio de experiencias exitosas e innovadoras entre entidades. Para que la selección de dichas experiencias exitosas e innovadoras se base en criterios racionales, pueden compararse e identificarse los mejores resultados e indicadores y analizar la forma en que éstos se han logrado. En la intercomparación también descubriremos que cada entidad es diferente en función de su situación y entorno concreto. Cuando Thomas Edison inventó la bombilla, realizó más de dos mil experimentos hasta lograr que funcionara. Un periodista joven le preguntó que había sentido ante tantos fracasos. El respondió. “No fracasé ni una sola vez. Inventé la bombilla. Sólo fue un proceso de dos mil pasos”.
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