Las entidades prestadoras de servicios se encuentran con una perspectiva inmediata en la que se enfrentarán a una lucha por su supervivencia y en algunos casos con una alta competencia dentro de cada sector. El resultado será la supervivencia de aquellas organizaciones mejor posicionados y con capacidad de mantenerse. Para ello caben dos estrategias posibles de diferenciación:
- Ofrecer servicios de necesidades básica y/o conocidas por usuarios y clientes y competir en costes.
- Ofrecer servicios innovadores y competir en servicio y garantías en todos aquellos elementos que aporten valor a los usuarios, clientes y financiadores.
La estrategia de competir en costes podrá ser muy utilizada a corto plazo. Sin embargo para la mayoría de las entidades será difícil a la larga hacer del coste una ventaja competitiva, ya que enseguida podrán surgir múltiples competidores que accederán a la prestación de los servicios a los mismos costes.
Es por ello que las entidades que se posicionen y consigan mantenerse deberán incorporar estrategias de diferenciación en servicios innovadores y competir en servicio y garantías en todos aquellos elementos que aporten valor al cliente. Asimismo la predisposición de acceso de los usuarios, clientes y financiadores partirá de una percepción previa de la entidad. En general las percepciones de una entidad están basadas en tres aspectos clave, que deben ir en concordancia:
- Diseño e Imagen corporativa.
- Comunicación Externa.
- Atención al cliente/ usuario/financiador.
- Experiencia en la prestación de los servicios.
En este sentido la estrategia de comunicación externa para conseguir visibilidad y ser conocido, surgirá por la generación de cosas que hacen noticia, las cuales son las que provocan que se hable de la entidad. A la vez que la entidad va ganando en visibilidad, cada vez será más importante en la estrategia de comunicación externa trabajar la reputación, entendiéndose como “opinión, consideración, prestigio o estima en que se tiene a alguien o algo”. La finalidad es que la entidad tenga un poder de atracción muy claro, que consiga un espacio no sólo en la cabeza sino en el corazón de los usuarios, clientes y financiadores.