La Dirección General de Desarrollo Rural del Gobierno de Navarra, encargó, previa licitación pública, a principios de 2019 a ARETÉ ACTIVA la Evaluación con Perspectiva de género del Programa de Desarrollo Rural de Navarra 2014-2020.
La Evaluación con Perspectiva de género del Programa de Desarrollo Rural de Navarra 2014-2020 (en adelante PDR 2014-2020) da cumplimiento a los objetivos del Reglamento 1303/2013, por el que se establecen disposiciones comunes relativas a los fondos de la Unión Europea y señala que los Estados miembros de la Comisión, deben velar por que se tenga en cuenta y se promueva la igualdad entre hombres y mujeres y la integración de la perspectiva de género en cada una de las fases de preparación y ejecución de los programas financiados con fondos estructurales de la Unión Europea.
La importancia de incorporar la igualdad entre mujeres y hombres en el entorno rural debe considerarse en el marco de la transversalidad o mainstreaming de género. Esto supone incorporar la perspectiva de género en todo el proceso de desarrollo del programa, en la evolución y seguimiento.
En este sentido, las recomendaciones derivadas de la evaluación ex-ante elaborada para el diseño del PDR, recogen la recomendación 3.2.34: “Recomendaciones para promover la igualdad y evitar la discriminación”.
El objetivo de esta recomendación es valorar el alcance del objetivo de la igualdad e identificar las debilidades persistentes presentes en el medio rural en su conjunto y en el sector agrario en particular. Las medidas definidas para abordar dicha recomendación, incorporan, entre otras, la obligación de desagregar los indicadores de realización por sexo en los informes de seguimiento o la posibilidad de realizar estudios específicos para los colectivos desfavorecidos del medio rural, buscando evitar la discriminación y promover la igualdad. Además, prevé la formación en estos temas, dirigidas a los gestores de ayudas, el organismo pagador, etc.…
El informe de evaluación realizado ha analizado y evaluado la contribución de las actuaciones del PDR 2014-2020 al cumplimiento de la política comunitaria y navarra en materia de igualdad, así como las expectativas de las mujeres y sus condiciones de permanencia en las zonas rurales para, posteriormente, identificar soluciones y diseñar propuestas con el objetivo de favorecer la igualdad de oportunidades para el futuro PDR 2021-2027.
Como objetivos específicos de la evaluación realizada nos hemos planteado los siguientes:
- Analizar las expectativas de las mujeres y sus condiciones de permanencia en las zonas rurales a través de un proceso participado.
- Identificar la contribución de las actuaciones del Programa de Desarrollo Rural de Navarra 2014-2020 al cumplimiento de la política comunitaria y navarra en materia de igualdad.
- Identificar soluciones y diseñar propuestas para favorecer la igualdad de oportunidades ante el diseño de un nuevo Programa de Desarrollo Rural para el periodo 2021-2027.
Metodología de trabajo seguida
La evaluación llevada a cabo se ha caracterizado por propiciar un enfoque participativo e integral, por incluir la perspectiva género en cuanto a su estrategia de análisis. La evaluación con enfoque de género constituye un instrumento clave para medir las transformaciones en las relaciones de género, y para impulsar una real igualdad entre hombres y mujeres.
Esta propuesta metodológica partía de los siguientes principios: aprendizaje e incorporación de lecciones de la experiencia y utilidad. Por ello, se ha optado por ofrecer una metodología participativa en la que se garantice la implicación de todas las personas e instituciones implicadas. Todo ello buscando la utilidad tanto del proceso como de los resultados que puedan obtenerse, especialmente en lo relativo al aprendizaje y a las lecciones aprendidas que puedan incorporarse en la planificación futura de los recursos a evaluar.
La metodología escogida en base a los principios anteriores es la Investigación-Acción Participativa (IAP), cuya esencia reside en la implicación de los colectivos objetos de estudio en la propia evaluación. De esta manera los “objeto” de estudio pasan a ser “sujetos” protagonistas.
Por ello, para asegurar una mayor representatividad y una aproximación más detallada e integral a la realidad a evaluar, empleamos una triple triangulación:
- En primer lugar, de informantes clave, combinando: una muestra de mujeres del mundo rural, agentes económicos y sociales relacionados con el estudio (Instituto Navarro de Igualdad, AMEDNA, Fundagro- UAGN…) y las personas responsables del Programa de Desarrollo Rural en el Gobierno de Navarra.
- En segundo lugar, metodológica, combinando: análisis documental (información recibida por parte de la entidad adjudicataria, evaluaciones previas, Ayudas del PDR, …), análisis cuantitativo (220 encuestas a mujeres del mundo rural, análisis estadísticos), análisis cuantitativo análisis cualitativo (4 jornadas de debate y entrevistas en profundidad con agentes económicos y sociales).
- En tercer lugar, de supervisión del proyecto, combinando supervisión realizada por el Servicio de Diversificación y Desarrollo Rural, por el Grupo Motor que se crearán y el Grupo de Mujeres Expertas.
La lógica de esta metodología persigue dos objetivos; por un lado posibilita la validez interna, puesto que en la recogida inicial de información y su posterior interpretación se aplican diferentes tipos de datos. Por otro lado, genera una mayor confiabilidad, es decir, validez externa. Esto se produce cuando las afirmaciones fruto de la evaluación vienen corroboradas por la contrastación empírica con otra serie similar de datos y visiones.
Conclusiones formuladas
Como documento final que deja testimonio del trabajo realizado se ha publicado el Informe completo, así como un Resumen Ejecutivo, que recoge los aspectos clave del informe final:
La población navarra continúa concentrándose en las zonas urbanas y periurbanas provocando desequilibrios poblaciones en las zonas rurales. El 57,4% de las mujeres navarras (54,9% hombres) residen en la zona de Pamplona seguidas por el 13,4% en la comarca de Tudela (13,7% hombres). En el otro extremo, encontramos la zona pirenaica que apenas alberga al 2,1% de las mujeres navarras (2,5% hombres).
El medio rural aparece como un entorno que pierde población femenina y con dificultades para mantener su vecindario más joven. El envejecimiento de la población rural es un hecho que se manifiesta en mayor medida en las mujeres.
El 25,6% de los hogares en los municipios de menos de 2.000 habitantes son unipersonales. El 31,6% de estos hogares en Navarra lo forman mujeres mayores de 65 años frente al 13,1% formado por hombres. El incremento de este tipo de hogares (respecto a la evaluación realizada en 2006) pone sobre la mesa el fenómeno de la soledad no deseada.
En cuanto al mercado de trabajo, a menor tamaño del municipio, aumenta el porcentaje de mujeres consideradas como inactivas, esto no sucede en el caso de los hombres. Las mujeres siguen teniendo dificultades para incorporarse o mantenerse al mercado de trabajo. La principal razón continúa siendo la atención de hijos e hijas ante la falta de opciones reales de conciliación.
La presencia de mujeres afiliadas a la Seguridad Social se ha incrementado desde 2004, de tal manera que la brecha de género se ha reducido desde el 21,4% hasta el 8,8% en el total de personas afiliadas.
Se constata una drástica reducción de las afiliaciones durante los últimos quince años de las personas afiliadas al Régimen Agrario. En cuanto a mujeres, el descenso también ha sido notable puesto que en septiembre de 2019, el peso de las mujeres en este régimen es 6,3 puntos porcentuales menos que en 2004.
Según el Censo de Población y Viviendas elaborado en 2011, las mujeres trabajadoras en el sector agrario suponían el 2,1% del total de las mujeres trabajadoras en la Comunidad Foral.
A pesar de que Navarra cuenta con ganaderas y agricultoras que lideran explotaciones, las mujeres que quieren trabajar en el sector encuentran muchas dificultades, especialmente en ganadería.
En términos generales, el número de explotaciones agrarias de Navarra se ha reducido un 43,4% en quince años. No obstante, si atendemos al porcentaje de las explotaciones cuya titular es una mujer, estas se han incrementado un 2,4% mientras que las registradas a nombre de los hombres han mermado un 3,6%.
En cuanto a conciliación, se evidencia que, en esta década, el empuje liderado por la Administración en forma de normativa que la impulse está dando sus frutos, aunque se realizan menos intervenciones públicas en materia de igualdad en los municipios pequeños que en los grandes.
Las medidas que más se han puesto en marcha en las empresas son los Planes de Igualdad y la contratación de mujeres. El horario flexible (36%) y la jornada a tiempo parcial (32%) son las más frecuentes en cuanto a conciliación. La mitad de las mujeres encuestadas para este informe responden que no existe ninguna medida específica en su trabajo para favorecer la igualdad entre hombres y mujeres.
Conocer la percepción y valoración de los servicios por parte de quienes residen en dichos municipios, supone un primer paso para identificar las necesidades y poder diseñar actuaciones que supongan un beneficio en la calidad de vida de la población.
La ausencia de servicios se agudiza principalmente en aquellos municipios que cuentan con menos masa de población. Además, esto afecta especialmente a las mujeres, ya que el mayor déficit de servicios está en aquellos relacionados directa o indirectamente con el cuidado de personas mayores y de niños y niñas.
Es importante destacar la importancia de contar con servicios de atención a la infancia si lo que se busca es fijar población en los pueblos pequeños sin que eso suponga una limitación para la incorporación y mantenimiento del empleo de las mujeres.
Teniendo en cuenta que las mujeres son las principales usuarias del transporte público y que las posibilidades de utilizar el vehículo privado son menores que en el caso de los hombres, resulta imprescindible contar un transporte público mejorado con horarios más amplios y más líneas que conecten el territorio y faciliten la movilidad de las mujeres.
La conexión a internet es de peor calidad cuanto más pequeño es el municipio. Este hecho dificulta y pone freno al acceso a información institucional que, en muchas ocasiones utiliza esta vía como medio de difusión.
En cuanto a participación en la vida pública, las mujeres tienen una elevada presencia en las asociaciones, un 55,59%. Su implicación en estas supone, en muchas ocasiones, un proceso personal de empoderamiento y reconocimiento social que abre vías para involucrarse con algún partido político, dando de este modo, un paso adelante en cuanto a visibilidad social y exposición pública se refiere.
Las reflexiones derivadas de las jornadas de trabajo realizadas confirman la bibliografía consultada y al mismo tiempo constatan los resultados obtenidos a través del cuestionario. Los aspectos más relevantes que se pusieron de manifiesto en este marco por encima de las diferencias geográficas, son los siguientes:
Las opciones de encontrar un empleo en las zonas rurales para las mujeres son menores. Las condiciones laborales están más vinculadas a contratos temporales o con jornadas parciales y en sectores, en su mayoría, feminizados que presentan salarios bajos lo que dificulta su autonomía y hace que su salario se considere, en muchos casos un complemento familiar.
En esta línea y ante la falta de opciones de conciliación (que termina recayendo en las mujeres o en sus redes familiares y vecinales), el emprendimiento aparece como una opción para buscar la independencia económica y al mismo tiempo, conciliar. La cercanía de los servicios de asesoramiento aparece como un aspecto muy valorado, sin embargo, las mujeres siguen identificando trabas administrativas y dificultades para la financiación.
Respecto a la conciliación, la situación está cambiando hacia una mayor corresponsabilidad de los cuidados. No obstante, la presión social vinculada con el mantenimiento de los roles de género, los recursos escasos de conciliación y la poca implicación de las empresas, fomentan que los cuidados y la responsabilidad de conciliar siga recayendo en las mujeres. Es importante recordar en este punto la elevada presencia de población rural envejecida que demanda cuidados con horarios y necesidades diferentes de las presentadas por la infancia. En este sentido, las mujeres migrantes residentes en zonas rurales, cubren en muchos casos esta demanda quedando invisibilizadas, una vez más, a pesar de realizar una labor clave. Además la presencia de familias inmigrantes en municipios pequeños ha posibilitado, en muchos casos mantener servicios condicionados por ratios.
El ritmo de vida presente en los pueblos se muestra más relajado que en la ciudad y este hecho, junto a la elevada red de apoyo social aparecen como aspectos valorados muy positivamente destacando la calidad de vida en el entorno rural. Aun así la necesidad de dotar al entorno rural de recursos vinculados con la conciliación y la movilidad o la falta de estabilidad de profesionales de la salud o educación que doten de continuidad y aporten confianza al vecindario en áreas tan relevantes de la vida diaria, se ponen de manifiesto.
Del mismo modo se señala oportuno poner en valor la escuela rural en tanto que transmite valores vinculados al mundo rural y genera sentimiento de pertenencia y además, contar con una oferta formativa superior vinculada con las necesidades reales de contratación del territorio como una herramienta para fijar población en empleos de calidad acordes a la titulación al tiempo que se trabaja con las empresas para fomentar la contratación de mujeres en puestos masculinizados.
En relación al papel de la mujer en el sector primario se identifican oportunidades laborales para las mujeres en la agricultura ecológica y se expone la necesidad de visibilizar a las mujeres trabajadoras de este sector como referentes para reconocer en la agricultura y ganadería una opción laboral. El cooperativismo se presenta como una posibilidad muy viable.
Por último, se destaca la labor de las Técnicas de Igualdad que promueven iniciativas clave para avanzar en el camino hacia la igualdad. En los últimos años se ha incrementado el número de técnicas abarcando así un número importante de población. Aun así, son necesarios más recursos en municipios pequeños y la incorporación de la igualdad real en las empresas.
Por otro lado, respecto a la incorporación de la perspectiva de género en el Programa de Desarrollo Rural 2014-2020, tras el análisis elaborado y la comparativa realizada respecto a la Evaluación con Perspectiva de Género Navarra 2006 (PDR 2000-2006), se han identificado avances significativos en materia de igualdad. Estos avances, transitan desde la presencia en el Comité de Seguimiento del PDR del INAI/INABI, hasta la ejecución del presente estudio centrado en la mujer residente en el entorno rural, pasando por la recogida sistemática de los datos desagregados por sexo o la incorporación del lenguaje no sexista en las convocatorias de ayudas. No obstante, para la incorporación de la igualdad en los programas o en las políticas públicas, es necesario que el principio de igualdad esté presente de manera transversal desde el diseño, ejecución y evaluación de las mismas, aplicando de este modo la transversalidad de género.
En definitiva, aunque se identifican avances significativos, promovidos por un salto cualitativo producido en la normativa en materia de igualdad y cuyos efectos han comenzado a visibilizarse a nivel social, queda todavía mucho esfuerzo que realizar, sobre todo en el mundo rural donde el envejecimiento y éxodo de la población más joven, en especial la femenina, es evidente.
Autora: Elizabeth Purroy. ARETÉ ACTIVA.
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